La pared es un elemento esencial de la arquitectura.
Puede ser muro o tabique si su función es soportar peso, o una fina tela como en las tiendas de campaña si su misión es delimitar espacios. En ambos caso, la pared cierra espacios y protege. Cuando protege de elementos perjudiciales, como las inclemencias del clima, su presencia está justificada. No obstante, la pared tiene un significado que trasciende lo puramente arquitectónico. El animal humano encuentra en la pared un fiel aliado. Entre paredes el humano se avergüenza de ser hijo de la naturaleza. Entre paredes el humano se convierte en la vergüenza de la creación. Desde que necesitamos ese elemento para ocultarnos de nosotros mismos, la bestia destructiva que cada uno de nosotros lleva dentro se permite gobernar nuestras vidas y eso se refleja directamente en las miserias del mundo en que vivimos. Porque miserias precisamente es lo que ocultan las paredes. Los animales inteligentes campan a sus anchas en la naturaleza. Forman sistemas de vida en grupos y no necesitan paredes, porque no tienen vergüenzas que ocultar. En la misma sabana africana conviven felinos, rumiantes, aves... Con el tiempo, las miserias que el humano fragua entre paredes acaban saliendo. Y así se diseña nuestro mundo sobre la tierra. Somos fruto de la vergüenza. Entiendes? Todo lo que necesitamos hacer en algún momento algo tras una pared, es entonces.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario