jueves, 15 de noviembre de 2012

...pero a qué te refieres cuando dices que te quieres liberar de todo,

qué es todo, supongo que hablas de cosas que te oprimen, algo que coarta tu derecho a ser feliz, o acaso pretendes librarte de mí, porque has aprendido que nada es más parecido a no vivir que vivir enamorada. Sí, debe ser eso, pero no hay mejor forma de estar enamorada que desear no estarlo, y son muchas las que mueren de amor, soportan mártires el desprecio de sus amados, eso les lleva a querer dejar de sentir amor por ellos, pero ya te digo que cuanto más necesitas abandonar esa sensación más crece ésta, aumentas el amor, y cuando deseas que se encienda, el amor no aparece, porque el amor es como el pensamiento, no querer pensar en algo ya es pensar en ese algo, no querer amar ya es amar, pero tratas de recordar algo no recuerdas, el recuerdo llega solo, del mismo modo, si quieres amar no lo logras, el amor llega solo, sin forzarlo. Hay quien desea amar a alguien porque descubre que todo en esa persona le atrae, y llama a Amor, y le dice, Amor, mira, aquel de allí, quiero amarlo, haz que aflore en mí el amor por esa persona...pero nada que hacer!! Y sin embargo, el amor caprichoso hace que te fijes en quien te hará desgraciada, ¡¡tan selectiva como buscabas tu príncipe azul y acabas dando conmigo!! Con la edad se termina por renunciar al amor, se necesita compañía, y los sentimientos se tornan lastre, son un estorbo a la hora de encontrar compañero de viaje, así que se impone el raciocinio, el juicio sensato, cálculo, estudio y estrategia a seguir, de este modo es mucho mejor, se arriesga menos, no existe implicación afectiva, las dos partes juegan a ser unidad, se soportan silenciosamente y se resuelven días en compañía, eso es la vida. Definitivamente, debemos tomar ejemplo en la naturaleza, en los animales que según nosotros no piensan, algo harán bien si son capaces de vivir sin quejarse, la queja es patrimonio exclusivo del ser humano, el animal no es que acepte con resignación los designios del destino, no es que haya aprendido, por ejemplo a aceptar la fatalidad que acecha constante la vida salvaje, no es eso, es en realidad que ha aprendido a no almacenar en su mente más que lo que es práctico, dónde hay agua, dónde alimento, y pocas cosas más, los restantes acontecimientos, por extremadamente desgradables que sean son olvidados, eliminados tan pronto como suceden. Observa a uno de esos magníficos paquidermos, está al lado de su cría que agoniza porque no han sido capaces en la manada de encontrar algún acuífero, mientras hay vida en el pequeño elefante la madre permanece quieta junto a él, sin que se oiga el mínimo lamento, en el momento que la muerte se apodera de ella, de la cría, la madre reanuda su camino, como si nada, ya no existe el hijo, no lo recuerda, el recuerdo es inútil, lo único que existe es el presente, el ahora, y ahora hay que buscar agua... de este modo se aleja del cadáver, ya sólo es eso, almineto para otros, la vida continúa... Entonces ahí hallas un ejemplo real de liberación, ya que la principal carga de la que debemos librarnos es nuestro pensamiento, cuando dejemos de pensar, seremos libres, cuando dejemos de actuar, de hacer cosas, seremos libres, todo lo que te agobia es idea, un discurso mental que fluye ajena a tu voluntad y que va erosionando poco a poco la pureza del espíritu, hasta que un día consigue incomodarlo, y éste decide marchar. Así que mi querida enemiga, el problema se sitúa sobre tus hombros, y por mucho que huyas siempre lo harás contigo, con tus pensamientos, acaso no comprendes que tu vida es una eterna huída, como el reo fugitivo que no conoce a quien lo deba detener, acepta que todo el mundo lo puede hacer, así que quema su libertad escondiéndose, tú quemas tu vida escondida, en constante evasión, pero nadie te dijo que huyes de tu sombra, de tu mente, y al final es la sombra la que nos atrapa, para siempre,

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