sábado, 24 de noviembre de 2012

...por eso te pregunto, crees que se debe perdonar

 la falta que por naturaleza todos podemos cometer? De hecho entenderás que el delito evitable es punible, quien sabe que no debe consumar determinado acto y a sabiendas de ello procede de tal manera, aténgase a las consecuencias, pero, sin embargo en determinadas ocasiones alguien tropieza, y de pronto se convierte en protagonista de un hecho deleznable y considerado crimen, cuando en ningún momento ha habido premeditación y ha sido su condición natural la que le ha llevado a tal situación...Un ejemplo?, pues qué te parece el amor que se siente cuando no se debe? Hemos podrido hasta tal punto nuestra existencia mediante normas de conducta convencionales y artificiales que la vida ha pasado a ser un absurdo teatro. ¿Quién te dice que no te vas a enamorar en este instante en que ya tienes comprometida pareja, en que pretendes organizar tu futuro, y te aferras a la seguridad de lo que ya conoces? No se atrofia la capacidad de amar por ya haber amado antes o estar amando ahora. De repente una mirada, un gesto, en el momento menos esperado, en algún lugar, y se abre la caja de Pandora... Y de igual modo hablo de deseos, de desear. De modo que como ya estás casada, ya estás en pareja ya sólo puedes desearlo a él! Sabes que no, que al principio cuando la pasión se impone a otras sensaciones más discretas pero no menos intensas es normal que sólo pretendas a esa persona que te hace sentir amor. El hecho de que lo bello además sea nuevo lo hace más atractivo aún, pero cuando lo bello ya no es tan nuevo pierde el encanto, y me dirás que se gana en otros sentires, y te diré que sí, pero que no sólo de cariño vive el hombre, ni la mujer! Así que dime qué hacemos con el que ama, lo condenamos? Los sentimientos no entienden de coyunturas, la risa ataca en los entierros, el llanto en la alegría, la felicidad sorprende al enfermo y la melancolía al vigoroso. Y el amor? y el deseo? Dime pues, amiga, quién tira la primera piedra! No creo que nadie alce la mano porque quien no peca de obra lo hace de pensamiento y todos danzamos en el mismo escenario al son de la misma melodía. Celos, no hay perdón!. No confundas amar con querer poseer, si cuando te enamoras ansias seer dueña de la persona amada, en realidad la odias, te hablo entonces de estos que traducen el amor en querer tener y temer perder. La mayoría de los casos de infidelidades no se perdonan, pero esto ocurre por el dichoso qué dirán, porque si existía amor de auténtico, y no te hablo del sentido de la propiedad, la infidelidad cometida por la persona amada por naturaleza refuerza esa sensación de amor, es decir que si tu pareja te es infiel y te enteras, lo que sientes es una explosión de amor en tu interior, a eso se llama celo, y no sólo deseas perdonarla, sino que además se renueva la sensación amorosa, pero, qué dirán? pues dirán que si soy un consentido, que si tal....! Y por esa triste dependencia de la opinión ajena son muchas las bellas uniones que se deshacen, y ambos llenos de amor se separan interpretando el papel de amante despechado, sientes que los cercanos te exigen que odies a la persona que ayer venerabas, desde ahora cuando hables de ella hazlo con desprecio, insúltala! y lo haces, por supuesto, pero no te lo crees, eres un mal actor que representa un guión que no tuvo tiempo de preparar... Claro que hay casos en los que el amor se termina, pero es por eso que se impone una despedida a tiempo, mas no siempre coincide el nuevo amor con el final del viejo, a veces se trata de un paréntesis emocional. Así pues no debes actuar en contra de lo que te dicta el corazón, ya que acabarás enfermando de espíritu.

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