sábado, 24 de noviembre de 2012



..hoy te sientes eufórica, eso es, desde que te despiertas,

antes incluso de poner tus pies en el suelo para comenzar el día notas que todo lo que percibes se traduce en agradables sensaciones, las primeras horas del día realzan el perfume de los detalles y descubre matices inéditos en lo cotidiano, tonos fugaces en la apariencia de lo simple, todo queda envuelto por una sedosa luminiscencia deslizante hacia el alféizar de la ventana aún adormecida, cada nota de la serenata matinal, hoy sí, se traduce en concisos latidos, breves pero intensos en tu corazón, te sientes esencia del momento que vives, ese instante no podría ser sin ti, y un plácido clamor de aliento te anima a vivir el leve delirio de la alborada pasajera...Preparo café, sabías que el principal productor de café es Vietnam? te digo cada mañana, ya ves que soy reincidente en mis comentarios, alguno lo aprendiste de memoria y lo recitas a dúo conmigo, siempre pensaste que era Colombia, o Brasil...el volátil aroma torrefacto te seduce hipnótica por el corredor, difuminado en el silencioso arcoíris del cristal biselado el acorde lejano de la pavana te trae recuerdos, y los recuerdos sólo son eso, pero te gusta mantenerlos vivos, a veces los ojeas como el adolescente que disfruta un cómic sin leer las viñetas, pero imaginándolas. Hoy, amor, te sientes eufórica, entonces todo es perfectamente minúsculo, exquisito, suena Ravel... 
...pero, di entonces, háblame de esos días que no te regalan fragancias, esos en que no quisieras vivir más de lo que necesitas para volver a quedar dormida y despertar en el reino de las hadas. De pronto no ves la luz melosa del sol largo, la aurora con sus dedos rosados esta vez ocurrió inadvertida, en realidad como siempre...y nada, absoluta y profunda nada, vacío, dónde te ases en esos instantes en que ningún pensamiento acude a tu rescate, depresión, no ves sentido a vivir, lo malo en la depresión es no saber qué es lo que te hace sentir tan mal, sabes a lo que me refiero, los males preferimos conocerlos, preferimos conocer la causa de nuestros padeceres, eso nos alivia casi tanto como el remedio, por eso a veces vamos al doctor buscando enfermedad, porque el doctor nos proporciona la enfermedad con nombre y apellidos, y eso nos reconforta......qué será este dolor, esta punzada, este eczema.....mientras ignoramos el principio de nuestra afección ésta nos corroe, y es entonces cuando el médico nos lo presenta como nuestro nuevo acompañante para el viaje de la vida cuando nos tranquilizamos, ya conozco a mi enemigo, le he puesto cara y nombre, ya no me afecta, y si me hace daño es normal, es que él es así! Y piensas, qué de aquella impresión casi extásica del pasado día, quizás fuera la pavana, o el espectro prismático del bisel cromado azul, el café de Vietnam? Continúa la nada, la ausencia, te sientes presa del desaliento, no conoces el remedio, no te apetece conocerlo, la pereza acompaña los momentos abisales de nuestro espíritu, me río de quien te da ánimos, ¡vamos, anímate! Cuando estás depresiva no quieres ni siquiera estar bien, tampoco quieres estar mal, no quieres querer, ni dejar de querer, no nada, nada no, no...tan sólo eres tristeza, melancolía, aflicción sin justificación, eso, sin justificante, no te preguntaré por qué te sientes así, no lo sabes, no hay nada que saber, la depresión es una amargura gratuita, con un rasgo que la hace definitivamente insoportable, y es que no le ves el final, sabes que un dolor al final cesa o bien porque nuestro organismo no se ve capaz de traducir tanto malestar o porque desaparece la causa, también aceptas que cualquier enfermedad está destinada a desaparecer, o bien porque se termina ella o porque acaba contigo, pero la depresión sin embargo ni siquiera te concede licencia para morir, si quieres hacerlo, tienes que dar tú el paso puniblemente...Soporta pues tu dolor injustificado, tan sólo te digo, y no me escuches, no es necesario, que la primavera....

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