Existe dos tipos de egoísmo.
El primero, el del que sólo piensa en sí mismo. Y el segundo, el del que sólo piensa en los demás. Por una vía o por la otra ambos piensan en la autosatisfacción personal. Se trata de una especie de masturbación espiritual que para los que creen en las religiones lleva a la caridad, y para los que creen en Dios, o ateos, abarca desde el yo al mí y lleva a la felicidad. Sea como sea, el egoísmo es inherente al ser vivo. En el caso de la especie humana el egoísmo instintivo convive con el adquirido. Al simple gesto egoísta que significa tratar de conservar la vida, debemos unir egoísmo adquirido que nos lleva a querer prosperar, ganar, ser dueño, ser más...
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