...la dictadura no permite hablar al pueblo.....la democracia
no permite llamar a las cosas por su nombre..... sumado todo a que la verdad ofende, resulta que bajo la quimérica apariencia de ser el único país donde se vive bien, subyace en esta España un pozo de triste y desolada miseria barnizada con un leve matiz de arrogante prosperidad que no es más que el verdadero aspecto de la decadencia social que nos corroe.... El Estado de bienestar?? Es normal que se agote; El español, acostumbrado a agarrar el brazo de quien le tiende la mano y a recelar del que saca provecho de lo que recién tiramos a la basura, ha confundido el Estado de bienestar con el estado del despilfarro... Y quien tira la primera piedra!! Nadie, por supuesto, nadie puede, pues aunque la riqueza es mesurable, no la culpa, y tan culpable es quien mata a cañonazos como quien lo hace a besos; ambos matan!! Que falla? Considerar a las personas incorruptibles. Y el Estado como forma de cohesión política de un territorio y sus gentes convierte al ciudadano en una especie de parásito incapaz de valerse por sí solo... El Estado provoca dos situaciones en el ciudadano: o lo atrofia, lo lo corrompe. Digamos que el hombre atrofiado es un parásito menos evolucionado que el corrupto. Aquel sería como una sanguijuela y éste cualquier carroñero sin escrúpulos; un buitre quizás... Pero si miras a través de un cristal verde verás las cosas de color verde, lo cuál no significa que lo sean. Si miras al pueblo a través del prisma del Estado los verás viciado y vividor, lo cuál no significa que lo sea. Es ese invento organizativo quien nos otorga tan funesto papel en la vida; es decir, el Estado nos hace malos, pero por naturaleza no lo somos. No nacemos ni buenos ni malos. El contexto nos define.
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