...me asombra con la facilidad que llenas de ira tu espíritu,
entras en cólera y eres intratable, proyectas tu negatividad hacia lo que haces, hacia lo que te rodea, de pronto lo que tanto te gustaba te molesta, al que tanto querías odias, y te digo que si odias te contaminas, ensucias tu ser, imagina que eres un lago que no quiere que nadie beba de su agua y para conseguirlo se envenena a sí mismo, pues eso es lo que te ocurre cuando odias, te envenenas, el daño te lo causas tú y se manifiesta en tu comportamiento, tu rostro refleja esa ponzoña que te corroe, aunque sonrías tu mirada es triste, desaprovechas la ocasión que te regala cada instante para ser feliz...Así que dime qué daño te ha causado quien sea, cuál ha sido la afrenta, qué es lo que ha restado felicidad a este momento en que orbitas en torno a la hoguera en que ha de arder alguna víctima inocente! porque de hecho te aseguro que es inocente quien causa o induce al mal, que su único delito es la ignorancia, el hecho de no conocer el bien, y a conocer el bien se le llama saber, así que de igual modo que el que dice mentira creyendo que dice la verdad no miente, el que actúa con maldad sin conocer el bien es inocente, pues actúa con inconsciencia, y no se debe especular con el que conociendo la justicia obra con maldad, por ejemplo los jueces que tan sólo conocen la ley del hombre para el hombre y con ella generan desigualdad e injusticia, el que conoce la justicia natural no puede practicar el mal, es imposible que se contemple ese caso de la misma manera que no podemos contemplar nuestro rostro, si acaso su reflejo en el espejo...pero dime quién se atreve a decirte que permitas que actúe la justicia natural sobre quién te agravió cuando ésto quiere decir que no hagas nada, que olvides el agravio, que perdones y ames al enemigo y que sigas con tu vida? No, claro que no, eso no sacia tus ansias de venganza ni te permite cotizar alto en sociedad, el famoso qué dirán te obliga a actuar de modo inminente y a derribar al adversario, pulgar abajo y ejecución! Y después qué, en qué has contribuido a la felicidad? Sabes que en nada, que poco a poco te vas tornando gris, pierdes calor y te comportas como un autómata. Estás contaminada por la ira, te has fijado en la orejera que se coloca al caballo para que no vea por los lados?, pues ésa es la que llevas puesta que te impide disfrutar del momento y la usas por propia voluntad, parece que te desenvuelves mejor en la ceguera parcial que en la total observación del bien...Es preciso saber perdonar, pero el perdón empieza por uno mismo, por mucho que digas que no tienes nada que perdonarte a ti misma te digo que sí lo tienes, de hecho ahora mismo estás incurriendo en una falta gravísima por la que tu verdadero yo requiere una disculpa, borrón y cuenta nueva, y es que estás contaminando el momento presente con lo ya acaecido y que traes del pasado para mascarlo ahora como si fuera la hoja de tabaco. Todos debemos perdonarnos por haber recordado, el recuerdo nunca es bien, ya sea bueno o malo, porque se practica como desprecio al presente, es un crimen en toda regla, jamás se debe recordar, la memoria engendra miedos, tristezas, odios o alegrías, delirios, quimeras! Dime si no qué es lo que te mantiene en ese estado de enconada irritación, cuál es el comburente de tu enojo ya que lo que arde, el combustible, es tu presente, el cuál sacrificas en la hoguera de las vanidades como con desprecio para centrarte en tu perversa adoración al pasado...
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