jueves, 13 de diciembre de 2012

Cuando escribas, procura hacerlo

sin apretar demasiado el lápiz sobre el papel, dejando mucho espacio entre palabras incluso entre letras y un buen margen a cada lado… De ese modo podrás cada vez que leas lo escrito ayer rectificar añadiendo o borrando hoy. De hecho, la vida te enseña humildad, y ésta, la “dichosa” humildad se consigue cuando te ves obligado a borrar todo lo que tan convencido es
cribiste. Así que, cuando vayas a comenzar a escribir; te sitúes ante el papel; mires al techo buscando la inspiración y te dispongas a señalar el primer trazo, haz lo siguiente: libera tus manos de lápiz y papel, salta de tu asiento y huye. No escribas!! Que la escritura quieta es como agua estancada, termina por apestar….

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