...querida amiga, debes saber que la verdad es sencilla,
pero siempre llegas a ella por el camino más complicado, y es que te empeñas en conocerme por mis actos, cuando lo que realmente habla de mí es lo que no hago, entiendes? Mi proceder está deliberadamente estudiado para seducirte, y lo que más me sorprende es que tú lo sabes, pero es lo único que te interesa, dejarte embelesar por ese apuesto bufón en que me convierto para tu deleite. Es curioso el momento en el que de los dos sólo yo me creo el personaje que represento y sólo tú te enamoras de él. Cuando veo que te has prendado de alguien que no soy yo, pero que es mi personaje, se me plantea un dilema, cuánto tiempo voy a tener que representar este papel? Sé de alguno que convierte su vida conyugal en una mascarada, y también sé que alguna, definitivamente olvida que aquello era solamente un personaje inventado y termina con el paso de los años por aceptarlo como real. Lamentable la escena en que conviven bajo el mismo techo dos auténticos desconocidos hasta el día final. En el amor está permitido tener gustos opuestos, pero los principios han de parecerse, y no al contrario, pues continuamente buscas al príncipe azul, y éste vendrá, ante la eterna adolescencia de tu mirada desfilarán ejércitos de príncipes azules y todos coincidirán con tus gustos, pero no son más que eso, príncipes azules y sin principios. Con el paso de los años te acabas curtiendo en desengaños, y no puedes evitar arrastrarlos contigo, y cuando besas a un nuevo amor es como si besaras a un espectro que soporta sobre su espalda los mil cadáveres de cuantos te hirieron, porque no eres capaz de olvidar tanto dolor, y aquellos fantasmas del pasado vienen continuamente a enturbiar tu presente. Vives con un dardo clavado en tu corazón, la mirada perdida hacia algún rincón de tu memoria y para besar te inclinas como el que va a besar el pie de un santo, vacía de amor, rutinaria, resignada, derrotada y con la mirada seca, quieta.
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