sábado, 2 de noviembre de 2013

...se trata de un perfil muy básico de individuo; pero muy muy básico

; extremadamente básico; lo más básico que presenta la especie humana entre sus ejemplares...Estos individuos, egolistos desde ahora, obedecen a estímulos para ofrecer respuestas prácticamente reflejas. No razonan; carecen de alma y sólo los sentidos les sirven de herramientas para adaptación al medio; de hecho se adaptan muy bien, ya que al basar su conducta en una secuencia de estímulos respuesta y al estar exentos de movimientos álmicos tan lastrosos como los sentimientos y demás padeceres emocionales se permiten hacer sólo aquello que aporte un beneficio a su existencia; es decir, son esencialmente egoístas mostrando siempre una actitud interesada (soy tu amigo si y mientras me aportas un beneficio). Otra característica del egolisto es la falta de escrúpulo; entendiendo por escrúpulo el reparo miramiento delicadeza o afectación que alguna situación pueda requerir. Por ejemplo, un egolisto sólo quiere a sus progenitores (padre y madre) durante el periodo de tiempo en que éstos representan su sustento; o sea, mientras le llenan el buche y le proporcionan techo y cama. Tras la normal emancipación el egolisto descarta de su cotidianidad el compromiso para con los familiares a no ser que puntualmente se de una circunstancia de la que pueda obtener beneficio. El egolisto no desarrolla una identidad fija sino camaleónica a merced del contexto ambiental. Visto así, un egolisto puede mostrar infinidad de conductas apariencias o polaridades según a qué situación se quiera amoldar para sacar tajada. El principal descubrimiento del egolisto es lo molesta que puede llegar a ser la personalidad; por eso prescinde de ella, lo cuál le lleva a desarrollar comportamientos ridículos hasta despertar la vergüenza ajena en pos de algún interés. La conclusión que resume a grosso modo la vida de un egolisto es que desprovisto de cualquier compromiso que no ofrezca un rendimiento positivo inmediato su existencia se torna sencilla cómoda y próspera; obediente a una única regla, "do ut des", doy para que me des. Y si no es así, que te...

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