miércoles, 21 de agosto de 2013

...érase uno que caía en una caída sin final; 

 
que pasaran años y jamás dejara de caer...Mientras, conoció a una que caía y como caían juntos y nunca dejaran de caer procrearon. Ambos con sus hijos caían y caían sin parar y tanto tiempo cayeron sin cesar que olvidaron que caían y caían y comenzaron a centrarse en otros asuntos quizás más livianos; pero tan importantes para ellos!...que si debemos instalarnos que si necesitamos cosas que si debemos prosperar que si el futuro de nuestros hijos que si nuestra vejez que si cuidarnos que si qué dirán etcétera etcétera...Con el paso de las décadas aquellos que nacieron decidieron seguir rumbos distintos y solos quedaron los dos éstos que os cuento al principio que caían y caían...Solos quedaron los dos éstos con tantas cosas alrededor!...y continuaron cayendo juntos pero olvidados del descenso...Entre soledades y aburrimientos conversaban; y mientras conversaban el tiempo les hacía olvidar todo lo que hicieron pues eran cosas sin valor alguno; pero el olvido de lo superfluo trae consigo el recuerdo de lo esencial; y la verdad esencial era que no hacían más que caer y caer y les hubiera gustado sacar conclusiones y descubrir que habían pecado de ciega vanidad para poder rectificar pero no hubo más caída sino final

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